No hay enemigos

Por Thich Nhat Hanh

Sabiduría para Enfriar las Llamas

Sin comunicación, no hay real comprensión posible. Pero asegúrate que te puedes comunicar contigo mismo primero. Si no puedes comunicarte contigo mismo, ¿cómo esperas comunicarte con otra persona? En el amor pasa lo mismo. Si no te amas, no puedes amar a alguien más. Si no te aceptas a ti mismo, si no puedes tratarte con amabilidad, no puedes hacerlo por otra persona.

Muy a menudo te comportas exactamente igual que tu padre, pero no te das cuenta de ello. Y aunque te comportas como él, sientes que son totalmente opuestos. No lo aceptas, lo odias. Cuando no aceptas a tu padre, no te estás aceptando a ti mismo. Tu padre está en ti; tú eres la continuación de tu padre. Por tanto, si puedes comunicarte contigo mismo, entonces puedes comunicarte con tu padre.

Tú padre está en ti; tú eres la continuación de tu padre.

Los Elementos No Propios

El yo está hecho de elementos no propios; por lo tanto, entendernos a nosotros mismos es nuestra práctica. Nuestro padre no es un elemento del yo. Decimos que nuestro padre no es como nosotros, pero sin nuestro padre, no podemos existir. Entonces, él está completamente presente en nuestro cuerpo y en nuestra mente. Él es nosotros. Así, si te comprendes a ti mismo; todo tu ser, entiendes que eres tu padre, que él no está fuera de ti.

Hay muchos otros elementos ajenos al yo que puedes tocar y reconocer dentro de ti: tus ancestros, la tierra, el sol, el agua, el aire, todo el alimento que comes, y mucho más. Puede parecer que estas cosas están separadas de ti, pero sin ellas, no podrías vivir.

Conócete a ti mismo primero

Supongamos que dos partes en conflicto quieren negociar, y que ambas partes no saben lo suficiente sobre sí mismas. Debes conocerte realmente a ti mismo, a tu país, a tu partido, a tu situación, para entender el partido del otro, a su nación, a su gente. El yo y los demás no son dos cosas separadas porque el sufrimiento, la esperanza y la ira de ambos lados son muy similares.

Debes conocerte a ti mismo para entender a alguien más.

Cuando nos enojamos, sufrimos. Si realmente comprendes eso, también serás capaz de entender de que cuando la otra persona está enojada, significa que él/ella está sufriendo. Cuando alguien te insulta o se comporta violentamente contigo, tienes que ser lo suficientemente inteligente para ver que la persona sufre de su propia violencia y enojo. Pero tendemos a olvidar. Pensamos que somos los únicos que sufrimos, y que la otra persona es nuestro opresor. Esto es suficiente para hacer que surja la ira y para fortalecer nuestro deseo de castigar. Queremos castigar a la otra persona porque estamos sufriendo. Entonces, tenemos la ira en nosotros; tenemos la violencia en nosotros, tal y como ellos la tienen.

Cuando veamos que nuestro sufrimiento y nuestra ira no son diferentes de su sufrimiento e ira, nos comportaremos con más compasión. Así, entender a la otra persona es entenderte a ti mismo, y entenderte a ti mismo es entender a la otra persona. Todo debe empezar contigo.

Podemos aceptarnos unos a otros si nos aceptamos primero a nosotros mismos.

Cuida de tu Enojo

Para comprendernos a nosotros mismos, debemos aprender y practicar el camino de la no dualidad. No deberíamos combatir nuestro enojo porque el enojo es nuestro yo: una parte de nuestro yo. El enojo es de naturaleza orgánica, como el amor. Tenemos que cuidar bien del enojo. Y debido a que es una entidad orgánica; un fenómeno orgánico, es posible transformarlo en otra entidad orgánica. La basura puede transformarse de nuevo en abono, en lechuga y en un pepino. Así que no desprecies tu enojo. No luches contra tu enojo y no reprimas tu enojo. Aprende la forma tierna de cuidar de él y transfórmalo en la energía de la comprensión y la compasión.

Este es un extracto del libro Anger: Wisdom for Cooling the Flames por Thich Nhat Hanh.

[Traducido del artículo There Are No Enemies].

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